Sexo y drogas en el cine: ¿nada que ver con la realidad?

Domingo 23 de Agosto del 2020

Ilustración de espectadores en un cine

Los consumidores de drogas de las películas tienen una vida sexual muy satisfactoria. (ILUSTRACIÓN: Miguel Santamarina)

Heroína, alcohol, cannabis y cocaína tienen una gran presencia en el cine de hoy y de hace décadas, lo que no deja de ser un reflejo de la realidad. Sin embargo, sus efectos suelen mostrarse de forma distorsionada e idealizada. Muchos consumidores y traficantes de drogas en la ficción tienen una vida sexual muy satisfactoria: son atractivos, tienen relaciones perfectas y mantienen encuentros sexuales certeros y placenteros.

En muchas películas en las que las drogas desempeñan un papel relevante se muestran relaciones sexuales en las que hay un “perfecto acoplamiento y conocimiento ya desde la primera cita”. Así lo refleja Fernando Pérez del Río, psicólogo y profesor de la Universidad de Burgos, en un estudio publicado hace unos años en la revista Norte de salud mental. “En ningún caso se tienen en cuenta las diferencias individuales, es decir, sabemos que lo que a una persona le excita sexualmente a otra le puede resultar incluso repulsivo. Esto no ocurre en el cine o, mejor dicho, no se refleja”, añade. Además, en las 69 películas analizadas en ese trabajo, en general, se trata de “un sexo muy rápido y la mayoría de las mujeres llegan al orgasmo solo con la penetración”.

En cambio, en la vida real, unas expectativas realistas serían las siguientes:

  • En alrededor del 40% de las relaciones ambos están excitados y disfrutan

  • En un 25% de las ocasiones ambos disfrutan pero uno está más excitado.

  • En el 15% de las veces solo uno se encuentra bien y disfruta del placer de la pareja.

  • El 10% de las experiencias sexuales son mediocres.

  • Alrededor de un 5-10% de las relaciones sexuales no son placenteras para ninguno.

Efectos de las drogas en las relaciones

Salvo muy contadas excepciones, en las películas analizadas por del Río se ocultan o dulcifican los verdaderos efectos de las drogas en la sexualidad. En un primer momento, después de consumir es frecuente que se produzca un aumento del interés sexual. Sin embargo, si se trata de dosis altas y a largo plazo, todas las sustancias psicoactivas acarrean consecuencias indeseables en mayor o menor medida sobre el comportamiento sexual.

La realidad, por lo tanto, es que no mejoran la capacidad de seducción, ni la relación entre los sexos, sino que acaban deteriorándola. Uno de los escasos filmes que sí revela ese impacto es El pico 1 (España, 1983), en la que uno de los protagonistas no puede tener erecciones porque consume heroína.

“El tratamiento de la sexualidad y las drogas se ha hecho fatal en las películas, sobre todo en las de Hollywood”, afirma del Río. “Desde el punto de vista de la prevención es un desastre”. En esos acoplamientos perfectos nunca se usan preservativos y, de forma milagrosa, los protagonistas parecen tener una protección natural frente a las enfermedades de transmisión sexual, ya que no se mencionan en casi ninguna ocasión.

Curiosamente, esa imagen idílica de los consumidores de drogas en relación al sexo no se muestra en el resto de las esferas de la vida. Los protagonistas tienen que desenvolverse en un entorno hostil y poco o nada compatible con la felicidad. El final de más de la mitad de los filmes analizados en el estudio es claramente trágico. “El consumo de drogas en el el cine ha sido presentado, por lo general, de forma negativa”.

Sexo y drogas en las series

Del río apunta que, sea de forma realista o distorsionada, “tanto la sexualidad como las drogas son un reflejo de la sociedad de cada momento”. Una de las últimas tendencias en las películas y en las series es el tratamiento de la transexualidad, que el psicólogo valora de forma muy positiva.

Tres ejemplos recientes de su normalización en la ficción televisiva son Pose, Sense8 y Euphoria. “Lo interesante es que se deja de tratar la transexualidad como algo anómalo y son personajes integrados”. Es más, “no forma parte del eje central de la trama”.

En esa misma línea, en Educación sexual hay gais integrados, pero esto no es tan novedoso. De hecho, diversas películas y series siguen esta senda desde hace unos cuantos lustros.

En cuanto al abuso de drogas, Euphoria es un buen exponente del policonsumo. “Otra cosa nueva -aunque tal vez no tanto- que me sorprende es el reflejo en alguna serie del consumo de medicamentos de prescripción sin receta”, resalta del Río, quien precisa que esta práctica es más habitual en Estados Unidos, pero también se da en España.

El porno como educación sexual

En experto aprecia en las películas y series actuales un planteamiento más fiel que hace una o dos décadas de las consecuencias del consumo de drogas, extensible también al tratamiento de la sexualidad.

No obstante, considera que no todo se está haciendo bien y en los últimos años resulta muy preocupante el acceso de los adolescentes al porno a través de internet. “Hoy en día, los chicos, al estar continuamente conectados, se están educando con la pornografía, que es machista y violenta”. Y esta exposición se refleja en su educación sexual.